Fue el año 1945. En la ciudad de Florencia, destruida por la guerra que acaba de terminar, Silvano Michelassi, un joven de 16 años y último de 4 hermanos, se enfrentó al mundo del trabajo.
Con el entusiasmo y el ingenio típicos de su generación, movido por el espíritu típico de los años de posguerra, comenzó su carrera como aprendiz en un pequeño taller de corbatas florentino, adquiriendo la experiencia necesaria para dar vida a su propia actividad
prestigiosa, y capaz de abrirse su calle en el “Made in Italy”. El nombre elegido por Silvano para su “criatura” iba a ser una combinación de tradición y modernidad, el campanilismo florentino y la apertura a los mercados internacionales: así es como nace Florence Style.
De esta manera logra retener una clientela personal tanto italiana como internacional, que se enriquece, con el tiempo, con nombres nuevos y prestigiosos. Florence Style crece de año en año, su sede se expande y se vuelve más cómoda al trasladarse desde el centro de la ciudad a las laderas de las colinas de Fiesole. Llegan los años 80 y el hijo Massimo se incorpora al negocio familiar, flanqueado por su futura esposa Bárbara, quienes le dan a la empresa la impronta actual moderna, dinámica y flexible, abriendo las puertas a nuevas fronteras y nuevos objetivos. .
A las puertas del nuevo milenio, Massimo traslada la empresa al nuevo showroom de Sieci, inmerso en las verdes colinas de Chianti Rufina, para recibir a sus clientes en uno de los contextos más representativos del campo florentino.
Desafortunadamente, la pérdida prematura de Barbara da un duro golpe a la compañía, que gracias a su grande abilidad y profundo carisma, había crecido como nunca antes. Massimo resistió con tenacidad en los años más difíciles de la industria, hasta cuando en 2012, apenas terminó sus estudios de idiomas, se unió a la empresa familiar, también a Camilla, la hija de Massimo, que lleva la empresa junto con su padre con la pasión típica de su corta edad.